En estos tiempos en los que es
imprescindible realizar acciones en pro del medio ambiente, los
habitantes del planeta estamos en el límite, donde se tiene que actuar o
los estragos por la explotación de recursos naturales comenzarán a
notarse de manera aún más evidente.
Quizá la ecología resulte ajena a
nuestras vidas. Los activistas, las organizaciones, las campañas y demás
acciones en pro del medio ambiente las percibimos como aquellas cosas
que sólo un grupo minoritario se dedica a realizarlas sin ningún
beneficio tangible y aparente. El problema radica ahí, en dejarles el
trabajo de todos a pocos.
El ser habitante de la Tierra trae
consigo una serie de obligaciones que no todos están dispuestos a
cumplir. Separar la basura, ahorrar agua, checar tuberías, desconectar
aparatos eléctricos, etc., son actividades que, si pasan desapercibidas,
no contrarrestan el deterioro ambiental porque sólo pocos las llevan a
cabo, pensamos. Pero además de que estas actividades sí generan un
cambio significativo, la derrama económica que producen también es un
factor de bienestar en la sociedad.
Distintos estudios han comprobado que la
gente que posee cierta sanidad mental, tienen más conciencia y
sensibilidad. Por lo tanto, el ser una persona que satisface todas sus
necesidades primarias, será una persona más sana y, por lo tanto, con
más conciencia hacia todo lo que lo rodea.
“La magia” de las acciones que muestra
la tabla infográfica está en la constancia con que se realizan (y todo
en la vida, ¿no?), por lo que es necesario apegarse a ellas con la
seguridad de que tarde o temprano nuestro esfuerzo dará frutos.
Fuente: Ecoesfera
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