Fecha: 29 de junio al 14 de octubre de 2012
Horario: Lunes a domingo, de 10:00 a 20:00 h
La exposición reconstruye las etapas del encuentro de Joaquín Sorolla con Andalucía y su cultura milenaria, desde el paisaje de Sierra Nevada, que ofrece material para visiones líricas y cristalinas, hasta la inspiración que le producen los patios y los jardines árabes de la Alhambra de Granada y del Alcázar de Sevilla.
En estas composiciones, donde la presencia humana está desterrada, las arquitecturas vegetales, los mármoles, las cerámicas, las fuentes, la luz y los colores cobran vida. El pincel del artista se detiene sobre los reflejos del agua, la luz que disuelve las geometrías arquitectónicas y sobre el mosaico cromático de los jardines.
En estas composiciones, donde la presencia humana está desterrada, las arquitecturas vegetales, los mármoles, las cerámicas, las fuentes, la luz y los colores cobran vida. El pincel del artista se detiene sobre los reflejos del agua, la luz que disuelve las geometrías arquitectónicas y sobre el mosaico cromático de los jardines.
Sorolla. Jardines de luz está estructurada en cinco secciones (La Tierra, El Agua, El Patio, El Jardín, El Jardín de la Casa Sorolla) que aportarán, sin duda, un mayor grado de conocimiento en la obra del pintor valenciano, que siguió reflexionando sobre las posibilidades de su pintura hasta los últimos días de vida. La exposición se centra en un momento crucial de la vida creativa del pintor, los años de plena madurez y, en concreto, las obras nacidas de su fascinación por los jardines y de su encuentro con Andalucía, que cala tan profundamente en él que acabará remodelando la poética y el estilo de su obra en sus últimos años.
Tras su visita a la Alhambra, en 1909, Sorolla pinta repetidamente los distintos espacios y jardines de la Alhambra y el Generalife, entre los que se encuentran Torre de los Siete Picos, Patio de los Arrayanes, Mirador de Lindaraja, Patio de Comares o Jardín de Daraxa, fechado en 1917.
En Andalucía, Sorolla, considerado una de las personalidades más fascinantes del panorama artístico español de los siglos XIX y XX, había descubierto una riqueza sobria, llena de poesía, que se plasmaba en los pequeños rincones, en el rumor del agua de una fuente y en el silencio de los patios bañados por el sol. Su jardín, construido en esos mismos momentos, actuaba entonces como transmisor y amplificador de esta metamorfosis.
Tras su visita a la Alhambra, en 1909, Sorolla pinta repetidamente los distintos espacios y jardines de la Alhambra y el Generalife, entre los que se encuentran Torre de los Siete Picos, Patio de los Arrayanes, Mirador de Lindaraja, Patio de Comares o Jardín de Daraxa, fechado en 1917.
En Andalucía, Sorolla, considerado una de las personalidades más fascinantes del panorama artístico español de los siglos XIX y XX, había descubierto una riqueza sobria, llena de poesía, que se plasmaba en los pequeños rincones, en el rumor del agua de una fuente y en el silencio de los patios bañados por el sol. Su jardín, construido en esos mismos momentos, actuaba entonces como transmisor y amplificador de esta metamorfosis.
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