La manzanilla es una planta de tallo ramificado, con flores redondas de centro amarillo y pétalos blancos que florecen en primavera y verano, y son muy parecidas a las Margaritas.
Su tallo y hojas saben a hierba, y son muy aromáticas, mientras que sus flores son un tanto amargas, y despiden el tan conocido aroma a manzanilla.
Sus flores parecen margaritas muy pequeñas, con pétalos blancos y centro amarillo; y tienen un aroma muy peculiar. Se la suele cosechar en verano, y utilizar fresca o seca.
Esta planta crece con facilidad en cualquier lado; aunque conviene no proporcionarle demasiada humedad.
La manzanilla es una planta de fácil crecimiento que cuenta con bastantes variedades, de las cuales dos tienen importantes cualidades medicinales y aromáticas, mientras que otras no comparten sus mismos beneficios, o bien son utilizadas para fabricar venenos fumigadores. Las más reconocidas son dos: La manzanilla Romana (Anthemis Nobilis) y la Manzanilla Común (Matricaria Chamomilla).
Esta planta posee un aroma muy característico que le han dado amplio espacio en el mundo de los perfumes y las terapias aromáticas y sirve también para contrarrestar problemas gástricos y evitar espasmos estomacales, desinflamar la garganta, las encías y los músculos, combatir dolores cicatriza, curar y desinfectar las heridas y relajar los nervios y bajar los niveles de tensión.
La infusión de manzanilla corta la diarrea, ayuda a expulsar los gases, y actúa como sedante sobre el sistema nervioso. Es también un buen remedio contra el dolor de cabeza, y para tratar problemas en la vejiga, hígado y riñones.
Otros efectos beneficiosos son antiinflamatorio, antiviral, antibacteriano y antihongos y para tratar infecciones en la garganta irritaciones en la boca, mediante buches y gárgaras.
No se recomienda consumir esta planta durante los primeros tres meses de embarazo, ya que podría resultar abortiva por su facultad para relajar el útero.
Fuente y fotos: http://www.manzanilla10.com
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