Una solución funcional y económica es la alambrada metálica, con un seto tupido de hojas pequeñas que pasen a través de los orificios, una trepadora persistente o un rosal de formación continua que la embellezcan y acaben ocultándola casi por completo.
Algo que puede adaptarse a cualquier estilo y de forma muy sencilla es una protección simple y lineal formada por barras de hierro o madera fijadas a pilastras en tramos regulares.
Para los jardines típicamente rústicos o para los de estilo inglés, es adecuada una valla de tablas y travesaños de madera.
En cualquier caso, los muros o cercados deben adornarse para suavizar sus líneas y haga más espontánea la integración del jardín en el medio que lo rodea.
Cuando existen muros altos, que quitan aire luz y sol, es posible recubrirlos con trepadoras que resalten con colores llamativos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario