jueves, 30 de octubre de 2014

Ikebana. El arte japonés

La palabra Ikebana deriva de Ikeru (hacer vivir, llegar a la esencia de algo) y Hana, flor, (que se pronuncia como bana). Ikebana quiere decir: «dar vida a la flor», «vivificar las flores», expresión muy utilizada por las Academias Sanguetsu. 

La palabra ikebana se traduce habitualmente como “el arte japonés del arreglo floral”, pero en ikebana se pueden usar además ramas recién cortadas, enredaderas, hojas, hierbas, bayas, frutas, semillas y flores, así como también plantas mustias y secas. De hecho, puede usarse cualquier sustancia natural, y en el ikebana contemporáneo también se emplean el cristal, el metal y el plástico.


Además de su propósito estético, también se utiliza como método de meditación, ya que está conectado con el flujo de las estaciones y ciclos de la vida. Sus cuatro elementos esenciales en el trato de las plantas y sus partes son el espíritu, la forma, el ritmo vital y la mitología.

El origen de este arte, de más de 500 años de historia, fue religioso, pero actualmente se ha exportado a todo el mundo, y se ha convertido en un hobby muy popular. La primera representación del Ikebana de que se tiene noticia fue una ofrenda floral a Buda. De esta primera forma esquemática fueron desarrollándose, una tras otra, las más diversas variaciones del Ikebana. Entre los siglos VI y XV se crearon muchos estilos, como el Kenka, cuyos arreglos se ofrecían a los dioses, a Buda y a los seres queridos que ya no estaban en nuestro mundo. Otro estilo fue el Rikkwa, que significa flores erectas, por colocarse con precisión vertical como elevándose al cielo, como oraciones materializadas. El más reciente estilo, el «Sangetsu», fue creado por Mokiti Okada.

Enfoque y técnicas básicos

La relación entre los materiales; el estilo de los arreglos; el tamaño, la forma, la textura, el volumen y el color del recipiente; y el lugar y la ocasión para su presentación son todos ellos factores importantes. 

Las plantas deberán tener suficiente agua para permanecer frescas durante tanto tiempo como sea posible. Para mantener la frescura de las plantas se emplean varias técnicas, entre las que se incluye aplastar, cocer o quemar la base de los tallos, y aplicar varios productos químicos. 

Sin embargo, el método más común consiste en cortar la base de los tallos bajo el agua (mizugiri) y usarlos inmediatamente. Para restaurar la vitalidad de las flores y las hojas marchitas, éstas se cortan bajo el agua y los tallos se dejan sumergidos durante un mínimo de 30 minutos.

La mayoría del ikebana contemporáneo es de dos clases: moribana o nageire. Mientras que el moribana se pone en un recipiente poco profundo con una base de agujas llamada kenzan, nageire se compone de un florero alto que emplea una variedad de métodos para mantener los materiales en su lugar. 

Para los arreglos en un florero alto, con una variedad de materiales se emplea el método de colocación por dobladura (oridome). Los tallos se apoyan en la boca del recipiente, la parte doblada del tallo se coloca contra la superficie interior, y la base del tallo se puede extender hasta el fondo del florero. El método de autoapoyo (kiridome) se utiliza para flores con tallo. 

Elección del recipiente apropiado

En principio, cualquier cosa puede servir como un recipiente. Tradicionalmente se ha usado bronce y floreros de cerámica, objetos laqueados, secciones de bambú y hasta calabazas secas. Sin embargo, el recipiente no sólo sirve para poner los materiales, también se considera como parte integral del arreglo floral. Cualquiera que sea el tipo de recipiente que uno use, la base del arreglo deberá estar bien ordenada y concentrada. Por ejemplo, cuando se use un florero alto deberá evitarse que los materiales ocupen toda la boca

Realzando la belleza natural

Algunos puntos básicos con los que están de acuerdo todos los profesores de las escuelas son los siguientes:

Primero, uno debe comprender que la forma en que aparecen las plantas en su estado natural es el punto de partida de cualquier arreglo floral. Todos los materiales naturales pueden usarse como línea, superficie, color o masa. 

Todas las flores poseen una cara que se orienta en un sentido específico. Al colocar la flor, uno debe considerar si va a mostrarla mirando hacia delante, de perfil o dando la espalda al observador.








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